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Todos se llaman Jaime.
Jaime Primero, el abuelo, fue un caudillo carlista que se sublevó contra la segunda república y del que no se dejó de hablar en la provincia durante los cuarenta años siguientes; Jaime Segundo, el hijo, eclosionó en la transición con la firme voluntad de ser uno de los pilares de la democracia y anduvo tropezando en casos de corrupción hasta el final de su dilatada carrera política, y Jaime Tercero, el nieto, ya en la era post moderna, ambicionó y consiguió emparentar, por derecho o de hecho, con el rey don Felipe, cuya vida dios guarde muchos años. Ofrecemos un bosquejo de la saga por si hay por ahí un letraherido que quiere intentar una secuela de Cien años de soledad.(…)
Merecen una novela – MANUEL BEAR